25 junio 2010

"Oíd Mortales..."

Estaba arriba del ómnibus escribiendo este artículo. Definitivamente, Ideo no va a quedar afuera del tema que está en boga de todos. No me voy a quedar afuera porque tengo algo que decir. Por más que yo sea mujer y para muchos este sea un tema de competencia masculina, llegó la hora de hablar de fútbol. Llegó mi artículo sobre lo que está pasando: El Mundial.

¿Qué significa el Mundial para nosotros los argentinos? Esperando el mismo bondi en el cuál estoy sentada, me quedé colgada de la publicidad de Coca-Cola. No se si la recuerdan pero dice así “Celebremos más, Alentemos Juntos”. Me quedé pensando en la frase y en el abrazo que se daban los tres jugadores en la imagen del cartel.

“JUNTOS”: La unión hace la fuerza decían por ahí. Hace rato que la sociedad argentina se olvidó lo que era estar juntos, pelear por un objetivo común. Ese “JUNTOS” nos identifica. Esa Selección juega frente al mundo bajo Nuestra Bandera. Alude también al Trabajo en Equipo, eso me encanta porque genera la distribución de roles. Porque jugamos todos. Así se evitan los individualismos, aunque haya uno que sea el mejor del mundo, si juega en grupo le sale mejor.

“CELEBREMOS”: Hace cuánto que la Argentina no celebra “de corazón” nada. El bicentenario patrio pasó sin penas ni glorias dejando más interrogantes que orgullo. Hace cuánto que el pueblo dejó de ser “autoconvocado” para convertirse en manifestantes contratados, volviéndonos simpatizantes prepagos. Venimos desde hace tiempo pensando que ya no hay motivos para festejar, para salir a la calle, para juntarnos con amigos, para compartir un asado en familia, para hablar con el vecino. Ahora hay una razón, estamos jugando el Mundial, y lo mejor de todo, lo estamos ganando.

Celebremos, más si es Juntos. Estemos orgullosos de esta Selección que nos representa. Pero, como dice mi amiga Porta, “No depositemos sólo en el fútbol la esperanza de un País Mejor”.

Foto: Gentileza La Nación


16 junio 2010

"Este, otro, y nos vamos..."


Sentada en una reunión de amigos, señalaban a uno de los cinco que estaban sentados alrededor de la mesa como el autor de la frase "Este, otro, y nos vamos". Más de uno se sentirá identificado y creerá que le pertenece.

Esta frase hace referencia a una de las tantas respuestas que damos cuando debemos abandonar una actividad o simplemente una excusa que utilizamos para extender esos momentos un "ratito" más. Cuando la escuché me puse a buscar que otras repetimos en este tipo de situaciones.

Siempre que nos juntamos con las chicas no sé por qué la conversación se vuelve más entretenida al final. Entonces: "Dale! Vamos...", dice alguna que está apurada. Pero, automáticamente, otra replica mientras abre su etiqueta Camel box, "Bueno, un pucho más y vamos..."

En el boliche pasa lo mismo. Los mejores temas van al último, algunos opinan que es "Para que no decaiga" y quieras volver el próximo sábado. Justo ahí, cuando suena la canción que más te gusta, aparece alguna con la sugerencia de ir saliendo para evitar el amontonamiento del cierre. Uno, totalmente enfiestado, trata de asentirla y dice, "Veamos que tema viene y si está malo nos vamos".

En medio del laburo, cuando estás estudiando o haciendo algo en la compu te tomás un "break" donde solés entrar al Facebook, a los mails, al Diario, o hacés cualquier otra cosa menos esa tarea. Y como en Internet el tiempo vuela, bajás la mirada a la esquina derecha en la barra de herramientas y decís: "Hasta las y media y listo!!!". Claro que cuando volvés la mirada al reloj se te pasó el límite y vas extendiendo el plazo de a quince minutos.

El mejor es a la mañana, cuando empieza la negociación con la alarma del celular por unos minutitos más en cama. Y empieza el descarte. "Bueno, me baño pero no me lavo el pelo". 10´más: "No me baño". 10´más: "No desayuno".

Cuando hacemos cosas que nos divierten, nos distraen y disfrutamos, tratamos de extender su vida útil lo más que se pueda o, que la conciencia lo permita. Creo que ese pequeño recreo, ese último pucho, ese último tema, esos minutos extras en la cama a la mañana, ese último trago y las últimas palabras en una charla, son los mejores.

Todo esto, se disfruta al máximo, como si fueran el único o el último. En realidad no son el único ni el último. Habrá muchos más. Buenos y malos. Pero no se repiten, se van. De un minuto al otro, ya no están. Vendrán mejores, peores y diferentes, pero ese, ese no vuelve más.


08 junio 2010

"Derrame de culpas..."




El tema de Hilda Lizarazu me gusta hace años. desde que lo escuché me quedó grabado. Quizá por la forma y el tema que trata. Siempre me dio vueltas y finalmente le encontré un motivo de post (lo que me puso muy contenta!!). Lo relacioné con una nota que leí en el Diario La Nación sobre el derrame de petróleo que afecta al Golfo de México.

Hilda en su canción le exige respuestas a un dios que está ausente. Un dios que no juega, a quien le exige que se ponga la diez (en referencia a la camiseta de Diego Maradona), que salga a la cancha y haga lo que le corresponda. Exige respuesta a problemáticas netamente humanas como la inseguridad, la corrupción, la falta de confianza en los políticos, la mentira, la hipocrecía de la publicidad, la falta de solidaridad entre nosotros y lo extraño que es ver sonrisas en la calle. Habla de nosotros y nos presenta como una sociedad oscura que necesita que alguien prenda la luz.

Se preguntarán qué tiene que ver esto con la cuestión Estadounidense petrolera… La respuesta es esta, leyendo la nota llego al lo siguiente, cito textual, “El derrame es parte de una profecía", dijo Turner, el reverendo de Luisiana. "La Biblia profetizó penurias. Si creemos que la palabra de Dios es cierta y lo creemos también sabemos que además de profetizar penurias prometió ocuparse de nosotros."

Los hombres acá y en EEUU, en China, en Rusia, en todos lados somos iguales. Y sí, estoy generalizando. Cuándo vamos a entender que si queremos un cambio no tenemos que echar culpas o ver quién es el responsable o, peor aún, el culpable. Basta! Tenemos que buscar soluciones no condenas. Hay que buscar respuestas y no justificaciones.

Nosotros como Tercer Mundo, nos la pasamos despotricando con el “sistema”, el capitalismo y las corporaciones o multinacionales. Que nos explotan, que nos someten, etc., etc. Una cosa no quita la otra y muchas veces, sufrimos determinadas situaciones propias del fenómeno mundial del desarrollo. Sin embargo, mi crítica apunta a que siempre encontramos la excusa perfecta para señalar al otro como causa pasada, presente y futura de nuestra desgracia o subdesarrollo. Además de todos los renombrados culpables de los problemas sociopolíticos y económicos que tenemos por la falta de planificación a lo largo de nuestra historia.

Sorpresivamente, hoy es EEUU quien se ve envuelto en una desgracia inaudita. Tras su búsqueda y obsesión por el petróleo, una corporativa que realizaba excavaciones sufrió una ruptura en su estructura y se derramaron miles de miles de barriles de oro negro sobre las aguas. Un pelotazo en contra. Se supone que esas cosas en un país de Primer Mundo no pasan. Sin embargo ahí están, no saben cómo hacer para evitar que se sigan contaminando animales y mares. Otra consecuencia del abuso a la naturaleza.

Así funcionamos, hacemos cualquier cosa, no proyectamos, nos quedamos con la codicia momentánea y cuando nos tenemos que hacer cargo de la realidad que nosotros generamos, echamos culpas. Siempre hay alguien a quien señalar, siempre hay otro amenazante.

Y si no, está un tal Dios. Ese al que nunca le damos arte ni parte, pero que se convierte en el mejor chivo expiatorio a la hora de seguir esquivando responsabilidades. Él no se queja, él no reclama, no dice nada. Como dice Shakira, hace rato es un desempleado más. Pero parece que ahora se acuerdan de Él, ahora dicen que el profetizó todo este caos.

Quizá es cierto, quizá Él sabia que nosotros íbamos a arruinar todo.


(*)Foto:MARKRALSTON/AFP/GettyImages

http://www.lagranepoca.com/pics/2010/05/11/sl/2010-05-11-sl--98959876.jpg

02 junio 2010

"Mejor, yo sigo caminando..."

(*)

Como ya les conté antes, volver a Ideo es síntoma de buena salud y de buen estado de ánimo. De nuevos proyectos, de motivación y actitud positiva para enfrentar la amenazante rutina. Créase o no, tomé una decisión: hacer algo por mi salud. Como odio el gimnasio y no tengo disciplina deportiva decidí volverme caminando desde mi trabajo. Calculando con Google Maps, son aproximadamente 30 cuadras. Heavy!!! Pero ayer, después de una conversación con una amiga pienso que debería replantearme el tema del gimnasio.

Yo estaba en el chat, la veo on line y la saludo (yo siempre soy la que inicia las conversaciones porque estoy off line, es decir, aparezco como no conectada).
Avanzada la conversación decía así…

Mecha* says: che y vos como estas con eso?

Cande says: y si… ya esta… ahora estoy haciendo varias cosas, me mantengo ocupada… Empezé el gym!!! Ajaja y está lleno de pibes

Mecha* says: Genial!!! Podés enganchar algo ahí jajajajaja

Cande says: mmm te juro que si, estan barbaros!!! Es más hay uno que me encanta… Y mientras estaba ahí en la bici me puse a pensar… Y sabés que pense???

Mecha* says: jajajaj que????

Cande says: que lo bueno de gustar de un chico del gimnasio es que seguro vive cerca de tu casa….

Al margen que seguimos con la charla, me detuve ante esta escena donde las mujeres quedamos calcadas a mano!!! Es increíble como siempre estamos calculando las probabilidades de enamorarnos o de encontrar el “Príncipe Azul” en todos los lugares que transitamos, en cada momento. Todo se convierte en un potencial encuentro amoroso. Es gracioso pero me dije, “Guarda! Quizá uno va al gimnasio y mata dos pájaros de un tiro: enganche y cuerpo en mejores condiciones físicas y estéticas”. Admito que me lo replanteé.

Finalmente, decidí que no. Me puse a pensar y proyecté la situación en mi imaginación. Si uno encuentra a su Príncipe en el gym, más que azul, va a ser un Príncipe Rosado de lo acalorado que va a estar por la actividad física. Segundo, más que en un corcel blanco, va a estar sentado en la bici fija.
Y no. No me parece una propuesta muy alentadora. Es decir, no fue así como me lo imaginé toda la vida.

Prefiero seguir con mi caminata diaria que quién sabe si mientras suena en mi mp3 “Paper Plane” me tropiezo y algún caballero me estira la mano para levantarme.


(*) Por cuestiones obvias no doy nombre real de la autora de tremenda declaración. Todo lo transcripto es absolutamente cierto. Sé que cambio un poco el temario del blog pero me parece interesante volcar acá las pequeñeces de las charlas cotidianas que me hacen reír de nosotras mismas.